Pascal es uno de esos pensadores que la historia oficial de la filosofía suele mantener ocultos. El motivo de esta omisión no es que sus ideas no merezcan un papel principal dentro de la disciplina, sino que su pensamiento constituye una anomalía, y lo anómalo, al interrumpir el curso de la narración establecida, suele desecharse y relegarse a los márgenes. Muchos han justificado esta decisión señalando que la obra de Pascal no se sitúa dentro del territorio filosófico, sino que más bien pertenece, por una parte, al de la ciencia y, por otra, al de la apologética cristiana. Pero Pascal, al que podríamos comparar con un rayo, tanto por la corta duración de su vida -murió con apenas treinta y nueve años-, como por la fuerza de su pensamiento, justifica de sobra que visitemos esos márgenes y nos aproximemos a su obra, que sin lugar a dudas es de naturaleza filosófica. Tanto es así, que Pascal podría ser uno de los interlocutores más estimulantes que haya dado la historia del pensamiento.
Muñoz Barallobre, Gonzalo
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