La Edad Media ha sido durante largo tiempo un campo vedado al común y solo abierto a la curiosidad de algunos eruditos, coleccionistas de antigüedades e incluso nostálgicos del feudalismo. Ya en el siglo xx, los medievalistas renovaron su estudio hasta alcanzar una calidad comparable, si no superior, a la de otras épocas históricas. La imagen de un medievo oscuro, uniforme y fanático en el que solo figuraban los reyes, los nobles, ciertos guerreros famosos y numerosos obispos y clérigos rodeados de una masa de fieles en procesión, quedó relegada al olvido. En lugar de ello, comenzaron a ocupar el primer plano de la investigación los campesinos y sus luchas, la economía y la demografía, el estudio de las mentalidades, la evolución de las clases subalternas, la recuperación de textos y documentos condenados por el poder eclesiástico o civil, o la sexualidad, tan ligada a la estructura estamental.
Martinez Lorca, Andres
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