Toda la filosofía de hoy, excepto si se basa en el análisis del lenguaje (natural o artificial), es fenomenología o hermenéutica. La fenomenología la fundó Edmund Husserl en 1900; la hermenéutica la fundó Martin Heidegger -hasta cierto punto, discípulo de Husserl- en 1927, pero pasó al primer plano solo gracias a un discípulo de Heidegger, Hans-Georg Gadamer, en 1960. En realidad, hay anticipaciones de ambas tendencias contemporáneas desde Platón, pero perseguirlas sería cuento largo y, ahora mismo, poco apasionante.
Cuando Husserl fue entendido, los filósofos reaccionaron con un entusiasmo que el gremio no sentía desde las críticas kantianas, un siglo atrás. Era como si el mundo y la vida humana se ofrecieran otra vez nuevos a la mirada del asombro. Era como si en la filosofía se hubiera de pronto empezado a practicar una técnica de examen de lo real paralela a la que el expresionismo desarrollaba en la pintura. Una segunda (o quizá tercera) inocencia.
Garcia-Baró, Miguel
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