Aún era un niño, pero ya apuntaba maneras. Mussolini fue expulsado temporalmente del colegio
por conducta turbulenta e irrespetuosa hacia sus profesores y compañeros; un hecho que, siendo hijo
de quien era, a pocos podría sorprender. No en vano se dice que de casta le viene al galgo. Su padre,
Alessandro Mussolini, era un descomedido herrero de la región de la Romagna conocido por su
desparpajo, sus simpatías socialistas y su afición por las mujeres. La conducta social del vástago
podía disgustarlo un poco, pero en el fondo se enorgullecía de aquel maleante infantil que, con sus
fechorías, garantizaba que los Mussolini estaban hechos de una pasta diferente y de que, al menos
durante una generación más, seguirían siendo los gallos del corral.
Inigo Bolinaga
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