Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre
nuevos y crecientes, cuanto con más frecuencia y aplicación se
ocupa de ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro
de mí. Ambas cosas no he de buscarlas fuera de mi horizonte
y limitarme a conjeturarlas como si estuvieran envueltas en
tinieblas o se hallaran en lo trascendente: las veo ante mí y las
enlazo directamente con la conciencia de mi existencia.
ímmanuel Kant, Crítica de la razón práctica
Solé, Joan
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